Hacienda San Marino

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Convento de las Monjas de Santa Inés de Monte Policiano es el nombre de la institución de religiosas que durante la época de la colonia era, sin duda, el terrateniente más grande del “valle de la Serrezuela”, el cual poseía tierras en aquella parte de la Sabana desde cuando se estableció la comunidad en el país, durante la primera mitad del siglo XVII, por disposición testamentaria del Alférez Real don Juan Clemente de Chávez, fallecido en 1629.

A las monjitas del Convento de Santa Inés pertenecían las haciendas El Corzo, La Jabonera y Serrezuela. Con el paso del tiempo las monjitas fueron adquiriendo más tierras hasta redondear  su gran latifundio en aquella parte de la Sabana, con tierras sobre las dos márgenes  del río Bojacá que correspondía a las actuales haciendas de Argel,  Las Monjitas,  Garzón, Pedregal, Las Monjas, Salitre , Cortés y SAN MARINO,  además de las arriba mencionadas .

También con el paso del tiempo estas haciendas fueron pasando a manos de particulares. En la segunda mitad del siglo XIX llegó a Bogotá el acaudalado caballero santandereano don José María de Valenzuela, quien por razones  políticas se vio obligado a dejar su tierra natal. Don José María trajo consigo cuantiosos  recursos monetarios los cuales destinó a la compra de magníficas tierras sabaneras, entre ellas una  desmembración de la Hacienda  Las Monjas a la cual le dio el nombre de SAN MARINO

 

Uno de los hijos de don José María estaba casado con doña Sofía Reyes, hija del General Rafael Reyes Prieto, Presidente de la República entre los años 1904 y 1909. Es por esta razón que  pertenece al repertorio y  a la tradición histórica de SAN MARINO  que el General Reyes visitaba con frecuencia la Hacienda en donde su hija pasaba temporadas.

Posteriormente la Hacienda SAN MARINO pasó a ser propiedad de don Guillermo Kopp Castello, hijo de don Leo Kopp, fundador de la Cervecería Bavaria y de doña Mary Castello, quien destinó la Hacienda a la cría de caballos de carreras.

Más tarde la Hacienda SAN MARINO fue adquirida por don Olinto Blanco, también santandereano e hijo de don Manuel Blanco, de Bucaramanga, quien fue uno de los principales exportadores de café del país hacia finales del siglo XIX y principios del XX. Don Olinto, quien manejaba la Casa Manuel Blanco e Hijos en Colombia, junto con su hermano Ignacio, quien venía de manejar los negocios de don Manuel en Nueva York, destinaron la Hacienda a la  ganadería de leche de la raza Red Poll hasta convertirla en, tal vez, la ganadería de esta raza más importantes del país, obteniendo sus  ejemplares  los más altos galardones  año tras año en las ferias nacionales  y los más altos reconocimientos a nivel internacional.

 

Tras la muerte de don Olinto la propiedad de la hacienda pasa a sus ocho hermanos. Cuatro de sus hermanas, Lucila, Alcira, Débora y Sofía, quienes nunca contrajeron nupcias, compraron sus respectivas partes de la Hacienda a sus otros cuatro hermanos y después de vivir por espacio de varios años en París, fijaron su residencia en San Marino por el resto de sus vidas. Ellas eran las  tías Blanco, mujeres emprendedoras quienes asumieron el manejo de la hacienda y quienes supieron mantener el esplendor y  la importancia que como hacienda de ganadería  le imprimieron a San Marino don Olinto y don Ignacio. También fueron mujeres generosas y caritativas  quienes con los producidos de la Hacienda  ayudaban a la manutención de obras de caridad, entre otras a El  Amparo de los Niños y, quien lo creyera,  a las monjitas de Santa Inés del Monte Policiano, cuya comunidad aún existía en la época de las tías Blanco en la antigua Serrezuela, hoy día Madrid, Cundinamarca, ya venidas a menos y, obviamente, sin la posesión de sus descomunales extensiones latifundistas de los siglos XVII y XVIII en esa zona de la Sabana.

La bella casa de la Hacienda fue construida hacia finales del siglo XIX y principios del XX. Es una amplia casa de estilo republicano, de aproximadamente 850 mts.2, de construcción, de amplios espacios pero cálida y  acogedora.

 

La capilla fue  mandada a construir hacia finales de la década de los años 40 del siglo pasado por las hermanas Blanco, con diseños y obra de la firma Cuéllar, Serrano, Gómez, siguiendo el estilo de las capillas del renacimiento italiano y algunos de sus elementos fueron importados directamente de Italia.

Durante prácticamente el último siglo, la Hacienda San Marino ha sido el centro de gravedad de los más importantes acontecimientos de la sociedad bogotana. Allí se han celebrado los más elegantes matrimonios, bautizos, primeras comuniones y recepciones sociales. El General Rafael Reyes no fue el único expresidente de la república que con frecuencia  visitaba SAN MARINO. Los expresidentes Alfonso López Pumarejo y Alfonso López Michelsen también lo hacían regularmente y llevaban a cabo en San Marino importantes reuniones sociales y celebraciones familiares.

En los últimos años, atraídos por el encanto y la magia de su historia y de su entorno, los más importantes productores de telenovelas del país han acudido a la Hacienda SAN MARINO para la realización y filmación  de sus producciones. Allí se han filmado telenovelas enteras y capítulos de otras tantas, comerciales, películas y documentales.

La majestuosa e  imponente palma de cera en medio del entorno de la casa, una especie de sello de impronta de la Hacienda, con mucho más de cien años de edad,  con estoicismo, paciencia, perseverancia,  sobriedad y elegancia ha sido testigo mudo de toda esta historia y muchas más que con su altura ha podido observar a lo largo de los siglos  no solo en SAN MARINO sino en los cuatro puntos cardinales del Valle de la Serrezuela.